Los efectos negativos sobre los hijos cuando sus padres pelean frente a ellos

Las discusiones entre parejas son excesivamente normales, pero cuando existen hijos de por medio hay que detenerse a pensar cómo manejarlas, pues pudieran tener una repercusión negativa en su salud física y mental.

Por lo general, cuando los padres discuten cordialmente el niño se ve poco o nada afectado. Sin embargo, cuando el ambiente se torna agresivo y hay gritos o padres que no se dirigen la palabra, todo cambia; así lo han demostrado algunos estudios científicos.

Un artículo publicado por el profesor Gordon Harold en conjunto con la académica Ruth Sellers en el Diario de psicología infantil y psiquiatría defiende esta tesis.

El análisis de Harold, realizado para BBC Mundosobre las consecuencias que ejercen las peleas y discusiones de los padres sobre sus hijos arrojó datos muy reveladores. A continuación, presentamos las conclusiones a las que llegó el experto.

Afecciones

En su artículo de investigación, Harold acotó que desde 1930 se ha venido analizando la psicología del niño y la incidencia que tienen los enfrentamientos entre padres, que incluye una serie de trabajos experimentales y de seguimiento a largo plazo.

La mayoría de los resultados concuerdan en que los menores que son expuestos al conflicto experimentan aumento en la frecuencia cardíaca e incluso pueden llegar a tener desequilibrios hormonales a causa del estrés. Esto puede comenzar a ocurrir a edades muy tempranas, hasta en niños de tan solo seis meses.

Otros efectos más severos son el riesgo de padecer retrasos en el desarrollo del cerebro, ansiedad, problemas de comportamiento, insomnio y depresión. Aun cuando los niños sean espectadores de peleas menos intensas, pero por periodos más prolongados, pueden presentar los mismos trastornos.

Los niños viven los conflictos de distinta forma que las niñas, según los científicos.

Por otro lado, según el investigador, hay una notable diferencia en cómo viven las disputas los niños y las niñas. En un artículo publicado en la revista de psicología El desarrollo del niño, Harold comentó que los varones tienen a manifestar problemas en su comportamiento, mientras que las niñas tienen experimentan mayores implicaciones emocionales.

Por otro lado, el divorcio o separación de los padres es uno de los peores escenarios desde el punto de vista de un niño, aseguró el académico. Pero Harold concuerda con Mervyn Murch, un colega, en que son las discusiones, más que la separación en sí, lo que afecta en mayor proporción a los pequeños. Esta aseveración quedó acotada en la publicación El niño y la ley familiar.

El silencio, también un problema

El polo opuesto tampoco es lo ideal. Si bien las discusiones afectan mucho la psicología de un señor, hay otras cosas que pueden perjudicarlo. Cuando una relación se enfría y los padres deciden no hablarse, también pueden aparecer problemas de comportamiento y del tipo emocionales en los niños.

La situación familiar puede llevar a un declive en el rendimiento académico de los menores.

El también profesor de la Universidad de Sussex, con sede en Inglaterra, dijo que la calidad de la relación entre los progenitores también influye. Este elemento puede establecer un patrón de comportamiento que, terminará repitiéndose entre generaciones.

¿Cómo evitarlo?

Muchos estudios han concluido en que los niños son capaces de detectar rápidamente el comportamiento de sus padres. Harold comentó que, aun cuando las discusiones se mantengan a puerta cerrada, ellos saben que algo no anda bien.

En ese sentido, opinó es que lo más importante vendría siendo cómo los pequeños pueden interpretar y entender las posibles causas y consecuencias de los conflictos. ¿Esto qué quiere decir? Cuando un menor puede identificar esos elementos, será capaz de saber si una pelea puede empeorar, si terminarán envueltos o si, en mayores circunstancias, esta podrá en peligro la estabilidad de su familia.

Los divorcios y los conflictos no tienen que ser traumáticos si se evitan enfrentamientos y se explica a los niños las razones del desacuerdo.

Lo mejor para reducir el efecto de una pelea en un niño es afrontar el problema desde el punto de vista pedagógico. Los desacuerdos son normales para los seres humanos y mientras los padres comprendan mejor esto, podrán transmitírselo a sus pequeños. Harold aseveró que los niños tienen mejor respuesta cuando se les aclara la causa de una discusión y cómo resolverla que cuando se le oculta.

Finalmente el experto indicó que al explicar cómo se puede solucionar una pelea o discusión, los padres otorgan una valiosa herramienta a sus hijos que, definitivamente, tendrá una repercusión positiva en su futuro, más allá del entorno familiar.

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