Los probióticos mejoran el estado mental en la fibromialgia

Los suplementos probióticos ayudan a las personas con fibromialgia a superar la fatiga y realizar actividades que les permiten mejorar su vida.

Manuel Núñez

Además del dolor físico, las personas que sufren fibromialgia atraviesan dificultades emocionales y psicológicas. Para afrontarlas recurren a menudo a la ayuda de psicólogos y práctican terapias como la meditación, pero a partir de ahora tienen motivos para tomar un suplemento de bacterias vivas.

Estos suplementos probióticos actúan sobre la composición de la microbiota intestinal, que a su vez influye sobre el estado de ánimo e, incluso, sobre la capacidad de tomar decisiones acertadas que permitan adquirir un mayor control sobre la propia vida.

Los suplementos probióticos reducen la impulsividad y mejoran la toma de decisiones

La eficacia de los probióticos ha sido probada por un equipo de investigadores de la Universidad de Almería, encabezados por el doctor Pablo Román.

La principal conclusión del estudio, el primero que valora el efecto de los probióticos sobre la fibromialgia, es que la ingesta de un suplemento compuesto por lactobacilos y bifidobacterias “mejora la toma de decisiones hacia las actividades que realizan”.

Los afectados por la fibromialgia sufren dolores en diferentes puntos distribuidos por todo el cuerpo: en la parte posterior del cuello, los hombros, el tórax, la región lumbar, las caderas, las espinillas, los codos y las rodillas. Y este dolor, que se siente como profundo, punzante o ardiente, se irradia a su alrededor.

Además sienten molestias digestivas, fatiga, depresión, dificultades para concentrarse y trastornos del sueño. La fibromialgia afecta al 2,4% de la población española, con más incidencia sobre las mujeres.

Aumentan la flexibilidad intelectual

Pues bien, las bacterias intestinales beneficiosas actúan directamente sobre las funciones cognitivas complejas.

En concreto, reducen la impulsividad y mejoran la capacidad para tomar decisiones positivas. Los investigadores hallaron que su flexibilidad cognitiva había aumentado, lo que les permite encarar el día a día con mayor satisfacción.

Los resultados del estudio indican que las bacterias digestivas afectan a las áreas del cerebro relacionadas con la respuesta adaptativa ante una tarea, lo que permite a los afectados por fibromialgia realizar actividades sin sentirse arredrados por la fatiga habitual.

4 cepas de lactobacilos y bifidobacterias

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores crearon tres grupos de 20 pacientes con fibromialgia. Dos de ellos tomaron suplementos orales de probióticos durante 8 semanas y el tercero recibió placebo. Los suplementos utilizados incluían una variedad de cepas de lactobacilos y bifidobacterias (con un total de 5-6 millones de bacterias).

Los participantes tuvieron que responder a cuestionarios y realizar determinadas tareas experimentales para determinar los cambios en sus habilidades intelectuales antes, durante y después del tratamiento. También se midió el efecto sobre la secreción de la principal hormona del estrés, el cortisol.

Por otro lado, se les tomaron muestras de las heces para determinar la influencia directa de la ingesta de microorganismos sobre la microbiota.

“Cuando iniciamos el estudio, queríamos comprobar si estas bacterias contribuyen a disminuir tanto la intensidad de dolor como la ansiedad y depresión que adolecen los pacientes con fibromialgia, así como una mejora a nivel cognitivo”, ha explicado el doctor Román. Pero tras dos meses de evaluación continuada comprobaron que los mayores cambios se producían en las habilidades intelectuales.

Estos efectos beneficiosos son coherentes con las propiedades conocidas de los probióticos, descubiertas en estudios previos. Las bacterias digestivas inciden sobre la producción de neurotransmisores como el ácido gamma-amino butírico (GABA), la serotonina, la dopamina y la acetilcolina.

También reducen los niveles de citoquinas inflamatorias que afectan al estado de ánimo y producen cambios en el comportamiento.

Los autores del estudio esperan que su trabajo, además de contribuir a un mejor tratamiento de los enfermos, sirva para comprender mejor el “eje intestino-cerebral”.

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